miércoles, 6 de julio de 2011

A ESCONDIDAS Y DE TAPADILLO

Así nos enteramos de la transferencia del profesorado de religión de primaria, que hasta ahora dependía del MEC, a la Comunidad Autónoma. Así, una pequeña nota entre la avalancha informativa post-electoral y las inevitables disputas futboleras

Esta transferencia era, junto con otras cinco, la contraprestación que el ejecutivo socialista hacia al partido nacionalista vasco por su apoyo para la aprobación de los presupuestos del estado. ¿Nos extrañará que nuestros jóvenes reclamen en las plazas una democracia real y otro sistema de representación ciudadana?

Era una cuestión largamente solicitada por los obispos vascos y por el mismo colectivo de profesores de religión, como ya hemos comentado anteriormente.

¿Por qué este deseo de depender de la Comunidad Autónoma? Porque piensan que seguirán los mismos pasos que sus compañeros y compañeras el profesorado de religión de secundaria.

El departamento de Educación de la Comunidad Autónoma del País Vasco ha creado una situación privilegiada para esta colectivo, firmando un acuerdo con algunos sindicatos de manera que el profesorado de religión ya no da sólo clase de religión, que se supone que es para lo que se le ha contratado, aunque de esa manera vamos a llamarle insólita, mediante designación del obispo, sino que además puede pasar a dar clase de otras materias para completar su horario.

De manera que en primaria, realizada la transferencia, nos encontraremos con la misma situación que ya tenemos en secundaria. Profesorado de religión que accede al sistema público de enseñanza, sin tener en cuenta los principios establecidos por la ley para acceder a la función pública (concurso público, igualdad, méritos, capacidad) y que pasan directamente a dar otras materias y a ocupar puestos de trabajo, con el consiguiente agravio al profesorado de la escuela pública.

No es compatible un sistema de enseñanza público, de calidad, que respete la diversidad, con que los obispos designen profesores para impartir su doctrina y menos con que estos terminen siendo profesorado de plantilla de un centro pudiendo impartir cualquier asignatura.

La enseñanza religiosa se debe realizar fuera de los centros escolares precisamente para garantizar la libertad religiosa.

La escuela que necesita nuestra sociedad, multicultural y diversa, es una escuela laica que eduque a su alumnado en el respeto y la convivencia.

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